Ansiedad
La angustia se puede manifestar con la típica crisis: taquicardia, temblores, respiración rápida, sudoración, se puede sentir una opresión en el pecho y sensación de que se va a morir o volver loco, preocupación constante, temor a enfermar, a que enfermen los familiares, visión pesimista del futuro, estado de alerta...También se manifiesta de una manera no muy reconocible, con trastornos psicosomáticos, más bien en el cuerpo: diarrea crónica, vértigo, arritmias, crisis periódicas similares al asma, dolores musculares generalizados...
Es necesario señalar que cierta cuota de angustia es necesaria, que incluso nos protege de ciertos peligros y que ante determinadas circunstancias, como una situaciones nuevas en la vida, exámenes, un trabajo, etc. es normal que se produzca, por lo que también hay que aprender a tolerar ciertos niveles. La angustia y la ansiedad se diferencian en que en la angustia hay más síntomas corporales y está encuadrado dentro de los trastornos de ansiedad.
¿Qué puede llevar a una persona a padecer de ansiedad o angustia? Hay un conflicto psíquico que produce la ansiedad. La incertidumbre no es bien tolerada, pero en la vida no se puede controlar todo, es mejor y más fácil dejarse llevar. Todos albergamos deseos de los cuales nuestra moral se escandalizaría y hostilidad hacia los demás que, si no pueden diluirse, canalizarse por la vía de las palabras, podemos hacer una escenificación en el cuerpo. Digamos que en nuestro cuerpo se exponen frases, pensamientos, sentimientos, que no podemos desligar a través del lenguaje. En el tratamiento psicoanalítico le ayudaremos a poner en palabras lo que siente y a desvelar la causa, la raíz de la problemática. La medicación le calma en un momento determinado, pero conlleva muchísimos efectos secundarios, incluso dependencia. No logran eliminar la angustia y la ansiedad e incluso van a más. Se instalan y se alargan en el tiempo. El psicoanálisis no sólo acaba con los síntomas, en muchos casos suponiendo un gran alivio desde la primera sesión, sino que transforma a la persona, de manera que no necesitará de la enfermedad para construir su vida, para amar, para desarrollarse. La escucha profesional le ayudará a aprender a hablar de sus conflictos, de sus deseos, en lugar de sufrirlos en el cuerpo.